miércoles, 24 de junio de 2009

SINDICATOS Y GLOBALIZACIÓN

CARLOS MORENO VALVERDE GRUPO 37

1. Crisis y dilemas del sindicalismo en el marco de la globalización

Los sindicatos afrontan los retos del proceso de globalización desde una posición de debilidad, la globalización han supuesto la modificación de las relaciones de fuerza entre capital y trabajo, saliendo fortalecido el primer factor. Según la conocida expresión de Lash y Urry ha comportado una reorganización del capitalismo a través de la desorganización del movimiento obrero. Puede señalarse que las grandes organizaciones sindicales del mundo, nacionales e internacionales, tienen importantes dificultades para adaptarse a los retos de la globalización y desarrollar una práctica sindical efectiva contra el neoliberalismo. Ferner y Hyman no propone que para analizar la situación actual del sindicalismo es importante evitar un enfoque estrecho, exclusivamente centrado en la concepción de los sindicatos como agentes de la negociación colectiva, sino mantener una perspectiva más amplia, que analice a los sindicatos tomando en cuenta el conjunto de sus funciones y que contemple las distintas facetas de su crisis.
Se manifiesta en primer lugar en una crisis en la afiliación, así como en la representación. En particular entre determinados colectivos de trabajadores, como los precarios, los jóvenes o los inmigrantes, provocando situaciones de creciente envejecimiento de la afiliación sindical, dificultades para feminizar su composición y, en definitiva, dificultades para reflejar en la propia composición interna la realidad muy heterogénea de la clase trabajadora.
Se ha producido una reducción en la conflictividad laboral, se ha producido una transformación del conflicto laboral y de disminución de la capacidad de presión de los trabajadores, dentro y fuera de la empresa, y de su poder de negociación.
Una crisis del centro de trabajo, debido a los procesos de individualización de las relaciones laborales y a las nuevas técnicas de gestión de la mano de obra, que buscan soslayar y hacer prescindibles a los sindicatos.
La reducción de la repercusión social de los sindicatos, de su valoración por parte del trabajador y de su capacidad para actuar como organizaciones de referencia político-ideológica para estos, de su peso en la vida política y social de cada país, y de su capacidad para influenciar los procesos de toma de decisiones.
En definitiva, se puede apreciar un procedo de debilitamiento del discurso, de su acción sindical, es una crisis estratégica y de proyecto e identidad. La caída de la participación de los afiliados en la vida interna de los sindicatos y la reducción de la proporción de militantes activos del conjunto total de los afiliados, muestran procesos de despolitización y debilitamiento de su base social.


2. La práctica internacional de los sindicatos hoy: realidades y Límites


En la última década se ha dado más importancia a la dimensión internacional de la acción sindical. Esto se ha traducido tanto en un mayor esfuerzo en este terreno por parte de las confederaciones nacionales, como en intentos de revitalización y revigorización de las estructuras sindicales internacionales. Estas últimas han ganado en visibilidad, relevancia y capacidad de acción. Aún con las notables diferencias entre las organizaciones nacionales, se coinciden en un punto básico “compromiso social global” a través de una práctica esencialmente de lobby institucional frente a los gobiernos y a las instituciones internacionales. Se piensa en desarrollar un “diálogo social” a escala internacional, en el cual los sindicatos son un agente social con capacidad de pesar de forma efectiva en los procesos de toma de decisiones políticas y económicas internacionales. El problema fundamental del sindicalismo es que no posee una capacidad de acción internacional efectiva real en ninguno de los distintos ámbitos de la acción sindical, ya sea en el nivel de empresa, de sector o general.
La concreción de una práctica sindical europea se haya desarrollado más en el vértice, mediante sobretodo una actividad de lobby sobre las instituciones comunitarias y, en cambio, se haya empujado menos en el desarrollo de la negociación colectiva europea en el nivel de la empresa o del papel de las Federaciones sindicales profesionales. Se aprecia poca independencia de los sindicatos, a través de las estructuras sindicales internacionales como la CSI (Confederación Sindical Internacional) o la CES (Confederación Europea de Sindicatos) , respecto a las instituciones internacionales, la CES ha mostrado históricamente una fuerte dependencia y subordinación respecto a la integración europea y a las instituciones comunitarias.
Frente a la internacionalización la prioridad de los sindicatos es proteger los intereses de los trabajadores y los puestos de trabajo y mantener el flujo de inversiones internacionales en sus países respectivos buscando mejoras en la competitividad de sus economías nacionales, sin una verdadera estrategia internacional coordinada frente a los procesos de desregulación y liberalización de la economía mundial. Se plasma por ejemplo Entre los sindicatos de diferentes países o de centros productivos de una firma multinacional prevalece muchas veces una lógica de defensa de lo propio y no una visión de conjunto. Los acuerdos entre empresas y sindicatos en cada país frente a las deslocalizaciones no pueden frenar una dinámica general fruto de la desregulación de la economía global.

3. Condicionantes de la acción sindical

Existen algunos aspectos comunes en las distintas formas de organización sindical que influyen sobre la dinámica organizativa de los sindicatos y su capacidad de influir sobre la actividad económica en favor de los asalariados. Influye por vías diversas sobre el colectivo laboral: 1) El mayor o menor grado de homogeneidad de las condiciones laborales, 2) el mayor o menor control del proceso de aprendizaje laboral por parte de los propios trabajadores, 3) diferentes posibilidades de promoción individual, casi siempre relacionadas con el tipo de jerarquización de la estructura laboral, de las políticas de fijación de retribuciones individuales, 4) posibilidades de formalizar las condiciones de trabajo en un sistema de negociación colectiva, 5) El grado de estabilidad laboral y social de los propios trabajadores.
En conjunto podemos esperar que cuanto más diferenciadas estén las condiciones laborales, más segmentada esté la estructura contractual y mayores sean los factores de diferenciación (de formación cultural, de niveles jerárquicos, etc.), mayores dificultades existirán para el desarrollo de un sentimiento y una acción colectiva. La constitución de una base social es una de las cuestiones centrales de la vida sindical, la otra se encuentra en la capacidad de desarrollar una negociación colectiva con contenido real y que represente una mejora de condiciones de vida para la población trabajadora.
Para que la negociación colectiva se convierta en una práctica «normal» de las sociedades capitalistas (y no degenere en un conflicto social abierto entre grupos sociales), es necesario que se produzca en un contexto económico compatible con el funcionamiento de la economía capitalista e incluso que posibilite su reforzamiento. Esto hará posible compatibilizar mejoras en el nivel de vida de la clase trabajadora con el mantenimiento o el incremento de un determinado nivel de rentabilidad capitalista.
Debe destacarse la importancia del marco nacional de regulación socioeconómica para la creación de un medioambiente favorable a la acción sindical, marco nacional que tiende a constreñir el uso capitalista de la fuerza de trabajo que al mismo tiempo establece las condiciones de regulación de un conflicto social latente, donde los sindicatos pueden apelar a valores de ciudadanía y a la necesidad de garantizar determinados niveles de satisfacción de las necesidades para ganar apoyos y neutralizar críticas. Por otro lado, la dependencia respecto al crecimiento económico para buscar espacios de colaboración, que mejora de las condiciones de vida, y que permite legitimar frente a sus propias bases sociales el papel de los agentes que intervienen en esta negociación.


4. ¿Declive sindical?

Los problemas aparecen en varios campos centrales para el desarrollo sindical, entre los que destacan la ausencia de un referente estatal regulador, la pérdida de cohesión de la base social y la quiebra de la credibilidad de la demanda de mejoras generalizadas ligadas al impulso del crecimiento económico. Los problemas básicos provienen de los complejos procesos de segmentación laboral generados por las transformaciones del sistema económico, la mayor presión a corto plazo proviene de la presión globalizadora, de la obsesión por la competitividad y la crisis del Estado nación.
Algunos autores destacan que una de las cuestiones que el actual modelo laboral no resuelve es el de la formación y cualificación laboral, y que éste puede ser un nuevo terreno que relance el papel de los sindicatos, no puede sin embargo perderse de vista que las tendencias actuales apuntan a que también la formación se desarrolla en espacios segmentados (sistemas educativos formales, prácticas subvencionadas, sistemas de formación profesional tradicionales) que ayudan a desarrollar estas mismas políticas de segmentación laboral.
Los sindicatos, como cualquier otra institución, tienden siempre a actuar con una cierta inercia y tienen dificultades para responder con rapidez a las transformaciones radicales de su entorno.


5. Nuevos escenarios para la acción sindical

El movimiento sindical se enfrenta a importantes transformaciones cualitativas y cuantitativas generadas por el proceso de globalización neoliberal. Los ámbitos tradicionales de intervención sindical se encuentran condicionados por la lógica del mercado, del libre comercio como norma generalizada, del crecimiento económico depredador de los recursos naturales, del protagonismo sin control de las empresas transnacionales, de los procesos de deslocalización, del progresivo aumento de las migraciones, de las privatizaciones y desregulaciones de derechos, de la crisis de la empresa tradicional, etc.
En la Unión Europea, la voracidad de las finanzas en búsqueda de un aumento de la tasa de beneficio de los grandes grupos se ha expresado mediante la presión hacia las personas asalariadas mediante las deslocalizaciones y otros procesos de internacionalización de la producción. Se está produciendo una enorme polarización de los ingresos que está teniendo lugar a escala mundial, la mundialización no está generalizando al conjunto del mundo los beneficios del desarrollo económico y la pérdida de los empleos en los países del Norte no está produciendo la contrapartida de nuevos empleos en los países del Sur, que continúan dominados por el subempleo. Los países periféricos no son solamente los perdedores de la mundialización sino que soportan una intensificación de las transferencias de ingresos que frenan su desarrollo, provocando la multiplicación de la miseria extrema en los países más pobres, pero que también tiene efectos en los países con un cierto nivel de industrialización ya que los sectores insertos en la división internacional del trabajo no encuentran salida interior para su producción.
La existencia de normas laborales como instrumentos de acción sindical, tanto en su vertiente nacional como en la internacional, ha dejado de ser el contrapeso entre capital y trabajo. Las crisis de los ordenamientos laborales (flexibilidad, desregulación, pérdida de protección social…) fruto de las políticas de ajuste pueden llevar la construcción de una globalización sin reglas. Por otro lado, la paralización jurídico internacional de los derechos humanos, incluido los laborales, provoca un derecho blando regulador de las relaciones laborales.

6. ¿En qué espacio se mueve el sindicalismo? Redefinir la agenda sindical

La globalización que actúa en cuatro direcciones:

1. la desregulación (a través de instituciones de ámbito planetario como el FMI/BM, la OMC y el G-8) de las relaciones económicas internacionales
2. la precarización de las relaciones laborales, en los tres tiempos de la vida laboral: el acceso a un puesto de trabajo, mediante la extensión de normas contractuales que convierten el derecho al trabajo en una carrera de obstáculos inverosímil. En la organización del trabajo, a través de la flexibilización de la jornada, la movilidad funcional y geográfica; y en la salida del proceso productivo, precarizando las condiciones de jubilación.
3. el desmantelamiento del Estado de Bienestar, a través de la reducción de recursos, su desmantelamiento con criterios de gestión empresarial y la subcontratación a la empresa privada
4. la privatización de los bienes comunes.

El sindicalismo ha sido incapaz hasta la fecha de confrontar una globalización considerada inevitable, limitándose al reparto de las desgracias en los ciclos bajos de la economía y tratando de arañar migajas en sus ciclos altos, pero sin un proyecto estratégico de confrontación la gestión neoliberal de la economía, la política, el medioambiente y la sociedad.
La columna vertebral de esta redefinición se encuentra en la necesidad de recomponer de una relación de fuerzas frente al capital, para lo cual es necesario recomponer los puentes rotos de la solidaridad, en la clase obrera y entre la clase obrera y los sectores sociales oprimidos desde la perspectiva de sus derechos en el ámbito laboral y social; rompiendo la dicotomía entre el centro de trabajo y el hábitat, entre el trabajo y la vida e incorporando problemáticas nuevas como las derivadas de la incorporación de la mujer al trabajo, la de la inmigración o la de la exclusión social.

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